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jueves, 13 de octubre de 2011

508 VS Passat

La llegada del Peugeot 508 ha sido todo un acontecimiento dentro del segmento de las berlinas medias. La tradición de la marca gala en este tipo de carrocerías hace que cualquier novedad por parte de la misma sea tomada con mucha preocupación por la competencia. Es por ello que Volkswagen, creador de la berlina aspiracional por antonomasia, el Passat, se adelantó un par de meses al fabricante francés en la comercialización de la que ellos denominan una nueva generación del modelo, aunque a nuestro parecer el Passat 2011 es realmente un restyling del modelo lanzado en 2005.



El nuevo 508 supone un paso adelante muy importante respecto al 407. Por un lado se produce un aumento de medidas notable –12 centímetros de largo y cuatro de ancho– que le permite ofrecer una cotas interiores mejores, algo básico en ese segmento. Pero el verdadero cambio está en la mejora de la calidad general que percibimos en el interior. Es como si se hubiera producido una ‘germanización’ del modelo, porque la sensación al tomar asiento en el 508 es la de estar sentados a bordo de un vehículo alemán, tanto por los materiales como por los ajustes e incluso por lo racional del diseño. Además los pasajeros posteriores disponen ahora de más centímetros para ‘ponerse cómodos’, es una pena que el maletero no sea aún mayor.
Pero es sobre el pulido asfalto de las autopistas donde ambos modelos deben hablar a las claras. Comenzamos por el 508 y apenas han transcurrido los primeros kilómetros cuando nos llama la atención que el tacto de conducción sigue siendo 100% francés. Es muy cómodo –más que el Passat–, pero las sensaciones que llegan hasta nosotros están demasiado amortiguadas por una dirección que no transmite mucho y un tacto de cambio que sin ser impreciso resulta peculiar, podría definirse como algo blando. Nos sorprende que la sonoridad es más alta de la deseable, sin duda un problema de insonorización. En zonas viradas más exigentes para el bastidor salen a relucir inercias e inclinaciones de la carrocería, sin que ello suponga una grave pérdida de eficacia. 
Menos cambios de los previstos
Por su parte, el VW como ya hemos dicho calca el planteamiento de su predecesor, manteniendo incluso las cotas exteriores. La verdad es que el Passat 2010 no necesitaba demasiados cambios en materia de habitabilidad, pues sus cotas han estado siempre entre las mejores del segmento. Nos sorprende la comodidad de la posición de conducción del alemán, con infinitas posibilidades de regulación de nuestra postura.


Ambos contenientes calcan motor bajo el vano motor, pues en los dos casos se alcanzan los 140 caballos con 2.0 litros de cilindrada. Hace algún tiempo eran la motorización más recomendable, aunque ahora la nueva legislación y el nuevo tipo de conducción ecológica que se impone, hacen que nos planteamos la adquisión de las versiones Diesel de acceso –105 caballos para el Passat y 112 para el 508–.




Ambos propulsores están lastrados por las nuevas normas anticontaminación, que los ‘capan’ a bajas vueltas para que no emitan tanto Co2. A causa de ello, hemos de esperar a superar las 2.000 revoluciones para conocer la personalidad de uno y otro. Los dos empujan de forma contudente, aunque el del 508 gana la batalla de la suavidad y la progresividad; por su parte el bloque del Passat se muestra extremadamente eficaz pero también algo más bronco en sus respuestas, penalizando el refinamiento mecánico.


Afortunadamente la versión de la prueba estaba dotada de cambio DSG de seis velocidades, que dulcifica ligeramente sus respuestas y es un verdaderoVW Passat 2011 prodigio de rapidez y eficacia, eso sí, lastrando los consumos frente a su rival. Precisamente este apartado merece un capítulo especial, la desmedida capacidad de sus tanques –por encima de los 70 litros– hace que la autonomía de ambos supere en mucho los 1.000 kilómetros si salimos con el depósito lleno, eso sí cada una de las escasas veces que pasemos por una gasolinera nos retirarán de nuestra tarjeta de crédito en torno a los 90 euros.
Los que buscan deportividad deben decantarse por las variantes GT, que incluso modifican la arquitectura del tren posterior para ganar en eficacia. En las mismas condiciones el Passat, con tren de rodaje deportivo, nos parece algo más divertido, ofreciendo un elevado grado de precisión de guiado sobre todo en carreteras tortuosas, donde también hace mucho la eficacia del cambio DSG. Quizá el grado de confort es ligeramente inferior en autopista frente al 508 pero yo lo cedo con gusto a cambio de la ganancia en agilidad. Por último, frente a la duda de compra, consultar la factura puede ayudarnos mucho a decidir. Los dos modelos base con el bloque 2.0 de 140cv presentan una diferencia no muy significativa 28.500 € el modelo frandes, 27.700 para el passat y además no paga impuesto de matriculación por emisiones que si paga su oponente

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